Anónimo
Como mas te guste, eso dijo ella para desafiarme. Desafíos, me gustan los desafíos, pero mucho mas los de ella. Será la tonta idea de que en realidad no se cuales son los limites.. Porque ella los pone, pero no me avisa. Así me desafía. Y salgo a buscar todas las letras y todos los colores con la esperanza de ponerlos quizás en alguna canción, pero no me sale. Las letras se ríen de mí mientras salen corriendo y los colores se me escapan entre los dedos como arena de mar. Entonces me muevo, sigiloso, casi imperceptible. Me acerco tanto que las ganas me ganan y es ahí donde saltan las notas musicales de mis bolsillos y me obligan a retroceder para no ser descubierto
Así voy y vengo, con un solo objetivo que ya va mas allá del desafío, porque ya no me interesa ganarle, solo quiero que un paso certero me deje mas cerca.. Al alcance de mis pestañas húmedas de mi pulso tembloroso.. Por que tiemblo? si soy yo el que esta al acecho... soy yo? y vuelven a mi mente los limites que desconozco y lo dulce del desafio... como mas te guste, eso dijo ella
Entonces vuelvo, me siento en este banco de plaza, de mi plaza que quiero que sea nuestra. Y esta aquí, a mi lado, y no puedo porque realmente no me salen las palabras.. No tienen el sonido correcto, la expresión no me ayuda, el viento se las lleva y juega con ellas como hojas secas
Pero sigue aquí, a mi lado, en un banco de una plaza imaginara pero tan real como que esta a mi lado
Y el viento que ahora es brisa acomoda sus cabellos y yo sigo sin saber cuales son los límites de este desafío, pero ya no me importa
Tan solo se que ella esta a mi lado.. No me hacen falta los colores, ni las letras, ni los aromas..
No me hace falta ni la brisa.. No los propios.. No los míos
Acepto el desafío.. Mientras ella esté a mi lado y todo lo que no me sale, lo dejo en sus manos


- para Mi bonita -
Anónimo
Etiquetas: 0 comentarios | | edit post
Anónimo


Podría verte desnuda, solo tengo que cerrar los ojos; pero a vos no te gusta cuando lo pienso y preferís las palabras. Podría pedirte que me muestres un pecho, una teta como como vos decís, y te reís porque solo me interesa tu rodilla al descubierto.


Aún no sabes que me queda mejor, idiota o tonto. Que se yo, quizás un poco de los dos.


Sonrío, solo entre las sombras. Vos te reís a carcajadas bajo la tenue luz. A qué jugamos no tengo idea. Tus reglas son diferentes a las mías. Aunque algunas veces me parce que son las mismas, pero tenemos diferentes objetivos. Objetivos… me da gracia que uno tenga que tener objetivos en la vida y tras ellos algunas veces se pierde de vivir.


Hablamos... mucho, poco, lo necesario. Un artículo raro en el diario sobre adicción al trabajo y tu mirada sarcástica mientras decís “algo que a vos no te va a pasar”. Claro que no, ya viví esa etapa, la recuerdo bien. Intento contarte algo aun más tonto y no me sale otra cosa que algún chiste ya gastado. Pero a vos te gustan, de alguna extraña manera a vos te gustan.


Te moves, delicada, suave, efímera… me pregunto si tu siguiente punto de estadía será peligroso para mi seguridad. Pero tu movimiento estratégico solo espera al mío. Al final, espero mi mirada ponga en jaque la tuya… pero no estoy seguro… después de todo; a qué jugamos sigue siendo un misterio mayor a nosotros mismos.

Etiquetas: 1 comentarios | | edit post
Anónimo



Anónimo
Anónimo



Romaji [English]

Sono me wa ima
Nani wo utsusu darou
me ni mienai shinjitsu ga
hontou wa atte


[I wonder what those eyes
are reflecting right now
Invisible truth
is reality]

subete ga hojiru (sora e)
nemuri ni tsuita yoru mo
mizu wa nagare yuku


[Everything is closed (towards the sky)
Even the night which has fallen asleep,
water flows on]

arukidase kouya e
ashita ga kuru sono mae ni
egakidase mirai wo
kimi ga susumu sono michi ni
ashiato no namae mo iranai

[Walk towards the wilderness
Before tomorrow comes
Paint the future
On the path that you walk
Footprints or names aren’t needed]

hyaku no inori
mune ni dakishimete
tatta hitotsu no
yume wo mitsukeraretara ii ne

[I hold to my heart
100 prayers
I hope I can find
even just one dream]

sono mama de ii (itsumo)
daretomo chigau kimi ga
kimi no takaramono

[You’re fine just the way you are (always)
You, who is different from everyone else,
is your treasure]

harukanaru mirai ga
kimi dake wo matte iru yo
hajimete hontou no
jibun ni aeta ki ga suru
mada yoru wa akenai keredo

[Only you hold
the distant future
I get the feeling that
I met the real me for the first time
Even though dawn hasn’t broken yet]

arukidase kouya e
ashita ga kuru sono mae ni
egakidase mirai wo
kimi ga susumu sono michi ni
ashiato no namae mo iranai

[Walk towards the wilderness
Before tomorrow comes
Paint the future
On the path that you walk
Footprints or names aren’t needed]

Anónimo
Anónimo
Anónimo
Dans le calme du soir. Lève les yeux afin du voir. Apparaître et scintiller. Toutes les étoiles...
Anónimo
Cuando Jorge Allen, el poeta, se cruzaba con alguna mujer hermosa, caía en el mas hondo desasosiego. Esta muchacha no será para mi – pensaba mientras la veía doblar para siempre la esquina.

Es que cada mujer que pasa frente a uno sin detenerse es una historia de amor que no se concretará nunca. Y ya se sabe que los hombres de corazón
sueñan con vivir todas las vidas.

En ocasiones especiales, Allen usurpaba el tranco de las más buenas mozas para decirles algo.
- Vea: si no me conoce, no podrá usted darse el lujo de olvidarme.
Pero casi siempre ocurría lo mismo. Las pibas de Flores no mostraban el menor interés en olvidar o recordar al poeta.

Cabe ahora mismo salir al paso de la suspicacia general, aclarando que Allen era un joven de grata y recia figura. Además era muy versado en amorosas cuestiones. En verdad, casi no se ocupaba de otra cosa.

Una tarde, envenenado por la fría mirada de una morocha en la calle Bacacay, el hombre tuvo una inspiración: sospechó que la indiferencia de las hembras mas notables no era casual. Adivinó una intención común en todas ellas. Y decidió que tenia que existir una conjura , una conspiración. El la llamo La Conspiración de las Mujeres Hermosas.


Allen nunca fue un sujeto de pensamientos ordenados. Pero su idea interesó muchísimo a las personas más reflexivas del barrio de Flores. El primer fruto que se recuerda de estas inquietudes fue la memorable conferencia en el cine San Martín pronunciada por el polígrafo Manuel Mandeb. Su titulo fue “De las mujeres mejor no hay que hablar”, y vale la pena transcribir algunos párrafos conservados en la dudosa memoria de supuestos
asistentes.

“…Nadie puede negar el poder diabólico de la belleza. Se trata en realidad de una fuerza mucho más irresistible que la del dinero o la prepotencia. Cualquiera puede despreciar a quien lo sojuzga mediante el soborno o el temor. Por el contrario uno no tiene mas remedio que amar a quien le impone humillaciones en virtud de su encanto. Y esta es una trágica paradoja. “


“…Las mujeres hermosas de este barrio conocen perfectamente la calidad de sus armas y las utilizan con el único fin de provocar el sufrimiento de los hombres sensibles. Ostentan su belleza y sin embargo no permiten que uno la disfrute. Cuentan dinero delante de los pobres. Esta perversa conducta no puede ser inconsciente. Obedece, sin duda a un plan minuciosamente pensado. “

“…Cada vez que me acerco a una señorita para presentarle mi respeto. no recibo otra cosa que gestos de desagrado, gambetas ampulosas y aun amenazas de escándalo. Ya no se puede ceder el paso a una dama sin que se sospeche que está por perpetrarse una violación.”

Desde la cuarta fila, un grupo de colegialas le retrucó al conferenciante, llamando su atención acerca del comportamiento de los conductores de camionetas. Opinaban las niñas que estos profesionales, mas que requerirlas de amores parecían proponerse insultarlas.

Este que escribe opina que la objeción es interesante. Con toda frecuencia se ven por las calles individuos que lejos de postularse como admiradores de las señoritas que se les cruzan, proceden a agraviarlas con frases puercas.

Aquí surge un tema polémico. ¿En qué consiste el piropo? ¿Cuál es su objeto y esencia?

Algunos sostienen que se trata de un género artístico: Un hombre ve a una mujer, se inspira y suelta párrafos. No existe la esperanza de una recompensa, basta con la satisfacción de haber cumplido con los duendes interiores.

Si este es el criterio correcto, la actitud de los conductores de camionetas es perfectamente comprensible. Tal vez quepan reparos de índole académica. Se puede opinar que es artísticamente superior un madrigal que un manotazo, pero ambas expresiones se encuadran rigurosamente en la definición que se ha sugerido anteriormente.

Otra corriente – menos desinteresada – piensa que todo piropo manifiesta la intención de comenzar un romance. Vale decir que se espera de la dama que lo recibe una respuesta alentadora.

Difícil será – por cierto – que alguien obtenga una sonrisa a cambio de una grosería. El asunto es apasionante y fue desarrollado por el propio Mandeb, mucho después, en un libro que se llamo “La objeción de las colegialas”, titulo que despertó un equivocado entusiasmo entre los conductores de camionetas.

Pero volvamos a la conferencia.

Manuel Mandeb presentó durante su exposición a un italiano y a un brasileño, quienes – dificultosamente – expresaron que, en sus países, los idilios se concertaban en forma rápida entre personas desconocidas y que muchas veces bastaba con leves gestos para entenderse bien.

Curiosamente, el propio conferencista desautorizó a sus invitados. “…Esta muy bien reclamar la tolerancia de las señoritas. Pero todo amorío debe presentar una cantidad razonable de escollos. Para serles franco, no quisiera saber nada con una mujer capaz de entreverarse en dos minutos con un tipo como yo.”

La conferencia terminó en un tumulto. Varias conspiradoras asistentes empezaron a quejarse de recibir propuestas indecorosas de los caballeros vecinos. Probablemente se trataba de conductores de camionetas. Los Refutadores de Leyendas hicieron oír su voz algunos días mas tarde.

En una de sus habituales reuniones manifestaron que no creían en la posibilidad de la conspiración. El argumento de los racionalistas merece consideración: según ellos las mujeres hermosas se odian entre sí y es inconcebible cualquier tipo de acuerdo. Declararon también que es falso que esta estirpe no haga caso de los hombres: todos los días uno ve hermosas muchachas acompañadas por algún señor.

Ya en el colmo de la locura, los Hombres Sensibles contestaron que allí estaba el punto: el señor que acompaña a las mujeres hermosas es siempre otro y esto provoca aun mas tristeza que cuando uno las ve solas. No sería extraño que estas damas y sus acompañanates no fueran sino incubos y súcubos que recorren el mundo para ser dique a las almas sencillas.

Ives Castagnino, el músico de Palermo, razonaba de este modo: si el propósito de las mujeres terribles es hacer sufrir a los hombres, tienen dos maneras de lograrlo:
1) No viviendo un romance con ellos.
2) Viviéndolo.

Según parece, al músico lo aterrorizaba mucho más la segunda posibilidad.

Como puede suponerse, las mujeres hermosas consultadas negaron siempre la existencia de la conjura. De cualquier modo, hay que reconocer que la encuesta no fue demasiado amplia. En primer lugar, las señoritas entrevistadas desconfiaban de los encuestadores y pensaban – con toda razón – que trataban de seducirlas. Y por otra parte resulta una verdadera ingenuidad que, quienes son capaces de una gesta tan oscura, se presten a revelar el secreto precisamente a sus víctimas.

Como suele ocurrir en estos casos, el tema de discusión se bifurcó innumerables veces y tomó el rumbo de los tomates. Hubo quienes pidieron que se aclararan los limites de la hermosura para saber cabalmente quienes eran las mujeres que alcanzaban esa categoría.

La cuestión es ardua, como todo juicio estético. Se pueden tener en cuenta - quizá – algunos indicios. Se dice que si una dama es muy linda, las demás la tendrán por tonta. Pero no puede tomarse este lugar común como precepto, pues es cosa evidente que existen mujeres que, siendo tontas, son al mismo tiempo feas. Inclusive hay gente que sostiene haber conocido señoritas hermosas e inteligentes, lo cual para mi gusto es demasiado.

El asunto se torna todavía mas complejo a causa de la acción de los Agrandadores de Loros, unos caballeros mas bien babosos que con halagos y falsedades consiguen que ciertos bagayos se crean la reina del corso. Así, los hombres de corazón llegan a padecer la violencia de verse rechazados por damas que jamas pensaron seducir. La tarea de los Agrandadores ha ido muy lejos y ha llegado incluso a las tapas de las revistas y avisos de publicidad, donde se proponen a la admiración de la gente de toda clase de pescados con disfraz de Colombina.

Pero los Hombres Sensibles siempre supieron cuando se hallaban ante lapresencia de una mujer hermosa. Sentían lo que Mandeb describía como una patada en el corazón. Y no se equivocaban nunca.

A decir verdad, jamás se alcanzaron a reunir pruebas convincentes sobre la existencia de la conspiración. Pero sus efectos se siguieron padeciendo.

Pese a todo, Allen, Mandeb y todos sus amigos siguieron recorriendo las esquinas haciendo fuerza para creer que detrás de alguna puerta iba a aparecer lamujer que les salvaría la vida.

Por suerte para los muchachos, hubo siempre entre las dilas conjuradas algunas Traidoras Adorables. Naturalmente toda traición tiene su precio y muchas veces la exigencia era el amor eterno. Los Hombres de Flores pagaban una y otra vez este arancel.

La denuncia de Jorge Allen ya ha sido olvidada en el barrio del Angel Gris. Pero aunque nadie converse sobre el asunto, basta con asomarse a la puerta para comprobar que las cosas siguen como entonces.

Allí están las mujeres hermosas en Flores y en toda la ciudad, gritando con sus miradas de hielo que no están en nuestro futuro ni en nuestro pasado.
Allí esta la abominable secta de las Chicas con Novio, poniéndonos ante la espantosa verdad de que siempre hay un hombre mejor que uno.

El camino para derrotar a esta muralla es largo y penoso, pero seguirlo es deber de los criollos arremetedores.
No hay mas remedio que quererlas a pesar de todo. Y mas todavía, tratar de que a uno lo quieran. Esta segunda labor es especialmente complicada y puede llevar la vida entera. Consiste – por ejemplo – en ser bueno, aprender a tocar el piano, convertirse en héroe o en santo, estudiar las ciencias, comprarse una tricota nueva, lavarse los dientes, ser considerado y tierno y renunciar a los empleos nacionales.

Una vez hecho todo esto, ya puede el hombre enamorado, pararse en la calle y esperar el paso de la primera mujer hermosa para decirle bien fuerte:
- He sufrido mucho nada mas que para saber su nombre.
Seguramente, la tipa fingirá no haber oído, mirara al horizonte y seguirá su camino.
Pero será injusto.

Alejandro Dolina