Anónimo
Me senté... o se sentó ella. La verdad no recuerdo o suelo prestar poca atención a las cosas. El tema es que en un momento estábamos a diferentes alturas. La luz de la ventana era escasa... como por las mañanas muy temprano... o por las noches algo tarde. Se podría decir que no se escuchaba ni el vuelo de una mosca. Pero en realidad la ciudad tiene sus ruidos siempre... y así, nunca se calla. No importaba. Sobraba universo entre paredes como para detenerse a pensar. Eso. Nadie pensaba. Eran solo dos miradas en algún ángulo absurdo determinado por absurdas circunstancias. Quise decir muchas cosas. Pero como es costumbre cuando quiero hablar no uso ni mayúsculas ni acentos.
Cuando descubrís que el universo no tiene límites y llamarlo infinito es ponerle el más absurdo de ellos, te das cuenta de dos cosas. El tiempo pierde su razón de ser. Y vos perdiste el tiempo.
Deje tanto de lado que algunas veces me quedo mirando las comas... más de lo que debo, más que un punto y coma, más que un punto... más que tres puntos. Tanto, Que algunas veces parece punto final.
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